Cuenta la leyenda que en el desierto al este de las Tierras Sagradas, vive un ilusionista mágico llamado Fakutron. Él creció en las aldeas antiguas del desierto, un lugar donde las dunas doradas se extienden hasta donde alcanza la vista y las noches estrelladas guardan secretos antiguos. Fue en este ambiente místico donde Fakutron desarrolló una magia increíble. Sin embargo, Fakutron decidió usar sus habilidades para confundir a los aventureros y desviarlos del camino correcto, todo con el fin de mantener la paz en su desierto. Los espejismos que creaba eran tan realistas que muchos viajeros se perdían durante días, creyendo ver oasis y rutas seguras donde solo había arena y peligro.
Un día, los guerreros del Imperio del Lag se acercaron a Fakutron. Este, usando su magia de espejos, hizo lo posible para tratar de desviarlos al camino erróneo, creando ilusiones de tormentas de arena y monstruos del desierto. Sin embargo, los guerreros del Imperio del Lag eran persistentes y tenían algo en mente. Comenzaron a hablar con Fakutron, proponiéndole algo que muchos guerreros deseaban: una sabiduría eterna a través del poder de Gaia. Le ofrecieron conocimientos que podrían aumentar su poder más allá de lo imaginable, prometiendo que con este poder podría proteger su desierto para siempre.
Fakutron, intrigado por la oferta, aceptó la propuesta del Imperio del Lag. Obtuvo la sabiduría de la eternidad que Gaia le presentó a través de su mente. A partir de entonces, Fakutron se convirtió en uno de los súbditos principales de Gaia, sus ojos y oídos en las Tierras Sagradas, vigilando y reportando cada movimiento de sus enemigos. Esta alianza con Gaia lo transformó en una leyenda mítica en la región, conocido por su habilidad para ver más allá del presente y anticipar los movimientos de sus enemigos.
Sin embargo, esta alianza también lo transformó en uno de los herejes principales del Imperio del Lag y en una amenaza increíble para las Tierras Sagradas. Fakutron, con su nueva sabiduría y poderes, se volvió un adversario formidable, utilizando su magia para espiar y desestabilizar a los habitantes de las Tierras Sagradas. Sus espejismos no solo confundían a los viajeros, sino que también creaban caos en las caravanas comerciales y en las líneas de comunicación, sembrando la confusión y el temor en nombre de Gaia.
El poder de Fakutron creció tanto que se decía que podía manipular las arenas mismas, creando estructuras temporales de cristal y espejos que atrapaban a los incautos. Los habitantes de las Tierras Sagradas comenzaron a temer el desierto más que nunca, sabiendo que Fakutron, con su lealtad a Gaia, estaba siempre vigilando, siempre listo para proteger su territorio con sus ilusiones. Así, el desierto al este de las Tierras Sagradas se convirtió en un lugar de misterio y peligro, hogar de un ilusionista cuya lealtad a Gaia lo hacía una amenaza constante para todos aquellos que se atrevían a desafiar su dominio.